Utopías cumplidas (o el significado oculto del Like a Virgin de Madonna)

Por Esteban Villarrocha

Ilustración: © Ulises Martín

Juan Carlos Onetti decía que todo lo que nos sorprende es aquello que confirma el sentido de la vida. Y ese sentido de la vida basado en la sorpresa es lo primero que me viene a la cabeza, al tratar de escribir sobre los veinticinco años que han transcurrido desde la creación de la Coordinadora de Salas Alternativos, hasta hoy. Sorpresa al hacer memoria de lo pasado, deseado y conquistado; por lo que supuso, supone y puede suponer la existencia misma de una coordinadora de Teatros Alternativos hoy en día; sorpresa al hacer recuento, poner en orden, recuperar las ideas éticas y políticas que nos movieron hace años. La coordinadora existe y confirma mi sentido de la vida y mi relación con el teatro, las artes escénicas o las artes vivas, como gusta llamarlas ahora, intentando ser algo renovador y de vanguardia. Aunque yo siempre he pensado que lo nuevo siempre tiene mucho de viejo.

La aparición en 1992 de la coordinadora, origen de la Red de Teatros Alternativos, supuso la visibilidad de una serie de espacios teatrales impulsados y gestionados por colectivos y personas, que unían a su vocación de estabilidad y continuidad un proyecto estético y ético. La coordinadora ayudó a superar la presencia local de estas salas y permitió visibilizar, en todo el estado, otra manera de hacer al margen de las autoridades culturales. Creímos estar haciendo la cultura de los cualquiera, parecía que podíamos ser alternativos. Sanchis Sinisterra decía en aquel momento: «estamos poniendo los cimientos de una verdadera alternativa».

Ya en los comienzos tuvimos siempre dudas: ¿alternativa a qué?, ¿qué nos unía y nos une?, ¿por qué y para qué nos organizamos? Al tratar de contestar estas preguntas me siento condenado a la melancolía. En uno de los primeros congresos de la coordinadora, en un centro vacacional de Málaga aislados del mundo, surgió el concepto de nebulosa para explicar la Alternativa: una materia cósmica difusa y luminosa, muy extensa, formada por polvo y gas. ¿Esta materia difusa y luminosa es lo que nos unía? Ahora pienso que la precariedad crea lazos y permite, como decían los viejos anarquistas, la afinidad de ideas. Esto sí nos unía y hoy nos debe de seguir animando: la afinidad de ideas. Después de tanto tiempo, recordando el vaivén de inconformismo e integración que impregnaba los primeros encuentros, hemos olvidado la pasión ácrata y pasamos demasiado tiempo generando una enorme dependencia del subsistir.

Explicar nuestro compromiso es explicar una comunicación cercana entre realizadores y espectadores, un intento por priorizar la idea de proceso frente a resultado y tratar de comprender un proyecto cultural capaz de devolver a la actividad artística el lugar que le puede y debe corresponder en la cultura actual.

Hace veinticinco años fuimos conscientes del disenso existente, pero configurábamos una nebulosa más política que estética que nos permitió ir juntos. Hoy el disenso está presente, las velocidades son distintas y se nos integra en el engranaje del poder cultural, pero sabemos y somos conscientes que la cultura y el teatro son una fuente de riqueza colectiva que produce identidades e imaginarios. Por ello, los espacios que gestionamos, son un buen lugar para experimentar y elaborar la crítica.

Por eso creo que hoy, más que nunca, debemos articular un discurso político en torno a esta riqueza que representamos, para defender la cultura como derecho y el acceso universal a la misma. Es un elemento de definición ideológica que no puede faltar nunca en nuestro quehacer diario como ejecutantes de la actividad cultural.

Hace veinticinco años, se estrenó la película de Tarantino Reservoir Dogs y se creó La Coordinadora de Salas Alternativas. Coinciden dos acontecimientos que para mí marcaron una época y una manera de entender el mundo. El fin de la historia era una falacia y las utopías igualitarias hoy se recuperan para el discurso político.

¡Público!, ¡respetable público!, la función debe continuar.

 

Esteban Villarrocha Ardisa

Socio fundador de la Red de Teatros Alternativos.

Director del Teatro Arbolé.

 

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