Por Carlos Sarrió
Ilustración: Ulises Martín
Que un proyecto como el nuestro haya cumplido 25 años es algo digno de mención. Sobre todo teniendo en cuenta la diversidad tan grande entre las distintas salas y también que España no es precisamente un lugar de consensos fáciles. Recuerdo que lo que más se repetía en las primeras reuniones para formar la Coordinadora era: “somos muy diferentes, pero tenemos una problemática común”, y era cierto. En aquel entonces la Nave de Cambaleo no era una sala como ahora la entendemos, sino un espacio que mutaba por momentos y que a veces era onda y otras partícula. Había en el ambiente un tono reivindicativo y es que estábamos reunidos porque el Estado, por medio de sus instituciones culturales, hacía dejación de sus responsabilidades (eso no ha cambiado). Había una parte del teatro y de la danza que estaba naciendo y no tenía salida ninguna, era imposible actuar y había que crear los espacios para hacerlo. Una vez más este país era el de “hágaselo usted mismo” y eso hicimos.
No voy a hacer un relato del devenir de la Red, solo apuntar algunos momentos que quizás han sido claves, como ese inicial y, para mí, el momento en que la Coordinadora mutó a Red. Habíamos luchado mucho, se habían conseguido cosas, en algunos casos estabilidad artística y empresarial, y pensábamos que había que abrir la Coordinadora y que había que hacerlo contando en nuestros proyectos con las compañías que actuaban en nuestras salas.
Siempre que hemos dado un paso en la Red han aflorado nuestras contradicciones, nuestras diferentes maneras de ver las cosas y puedo decir, como miembro de la Junta Directiva que planteó nuestra mutación a Red, que no fue un camino de rosas. Pero se hizo y el proyecto Red se ha ido afianzando y matizado con el paso de diferentes personas por las distintas Juntas Directivas.
Este proyecto siempre se ha sustentado en personas a las que quiero rendir homenaje por usar su tiempo y energías en un proyecto como éste, que a veces es algo difuso, y el trabajo y esfuerzo que se realiza no suele revertir directamente en tu sala. Y quiero recordar aquí a personas y salas que ya no están (no voy a enumerar, me olvidaría de alguien y en cualquier caso es algo que se podría hacer colectivamente) pero que han sido referentes en qué mirarnos y que han aportado visiones y trabajo.
Hoy, 25 años después, hay que analizar el presente y proyectarlo al futuro. La Red como institución es imprescindible para explicar la realidad teatral de nuestro país y goza de vitalidad, quizás más que algunas de las salas que conforman la propia Red. Las diferentes políticas culturales (por llamarlas de alguna manera) de las distintas Comunidades Autónomas hacen que haya salas de primera, de segunda y de tercera. Esto se ha ido agravando con la supuesta crisis y los recortes que siguieron.
Esto siempre ha sido un problema, nuestro interlocutor natural es el Ministerio y siempre ha sido muy difícil para la Red mantener locución con las distintas Comunidades. Pero sí creo que se podría introducir en los proyectos de la Red un estudio de cómo está el panorama teatral en las diferentes Comunidades Autónomas, para ver y hacer notar que este sistema crea desigualdades tan grandes que debe ser revisado.
Desde mi perspectiva he tratado siempre que la Red fuera una referencia ética y estética comprometida con la contemporaneidad y que ésa sea su imagen de marca. El haber estado cuatro años en la Junta Directiva me ha servido para conocer a fondo a gente que nunca hubiera conocido y representar a la Red en las discusiones sobre el Plan General de Teatro (estuvimos más de un año reuniéndonos) me dio la oportunidad de conocer a personas extraordinarias de otros ámbitos de la escena, así como la ocasión de tener una visión global de los problemas del teatro en todo el Estado.
Quizás este momento en que celebramos 25 años de historia sea una buena ocasión para intentar prever nuestro futuro.
Un abrazo y a seguir
Carlos Sarrió
Socio fundador de la Red de Teatros Alternativos.
Director de La Nave de Cambaleo. Dramaturgo y actor.